Decimotercer artículo del programa de consejos para el paciente con depresión. En este artículo trataremos la cuestión de cómo puede ayudar en la recuperación anímica de un enfermo con depresión el entorno del mismo, ya sea a nivel familiar, social o laboral.
Una buena forma de ayudar a estos pacientes buscar información sobre la enfermedad, sus grados, complicaciones, evolución y posibilidades de ayuda a estos pacientes. Un ejemplo de que quien nos lee está siguiendo esta recomendación es la propia lectura de estos contenidos.
Como en cualquier tema de salud hay que procurar buscar esta información en fuentes fiables, de profesionales cualificados, y huir de pseudo-influenciadores de opinión cuyo único fin es conseguir audiencia en Internet.
Una cuestión importante es que, como en la mayoría de enfermedades mentales, hay que tener mucha paciencia con el enfermo, procurando empatizar con él y entender que no está en esta situación por capricho, sino que está sufriendo y es el primero que quiere salir de esta situación. Ya comentamos el otro artículo anterior que el estrés y las presiones no ayudan en la recuperación de estos pacientes y por ello debes ayudarle a gestionarlas; trata de razonar con el enfermo posibles soluciones a los problemas que le preocupan y contribuye a que intente abordar los problemas de uno en uno, por separado, lo que suele facilitar su resolución. Y la mejor forma de ayudar en estos casos es no presionar al enfermo ni generarle un estrés innecesario.
Estos enfermos también van a necesitar apoyo emocional en forma de tiempo dedicado. Una extraordinaria manera de ayudar, es reservar un tiempo de tu vida para compartirlo con esa persona, que al sentirse acompañada y escuchada podrá mejorar en sus síntomas. Si el paciente con depresión, además tiene adicciones nocivas, puedes ayudarle con tu ejemplo no teniendo esas adicciones; ambos saldréis beneficiados en vuestra salud, y el enfermo de depresión, además, mejorará su estado mental, contribuyendo a su normalización de forma progresiva.
La actividad física también ayuda en la recuperación, como ya hemos tratado en artículos anteriores. Si esa actividad física es compartida,
podrá ser más divertida y apetecible por parte del enfermo, y podremos ayudarle de esa forma. Esta actividad física será beneficiosa para todas aquellas personas que la realicen, mejorando la salud general de todos. Así pues, si dedicamos una hora al día, por ejemplo, a pasear con un enfermo con depresión, los beneficios serán múltiples, pues estaremos dedicándole tiempo, realizando actividad física y evitando hábitos nocivos.
Los refuerzos positivos contribuyen a mejorar el estado mental, y en estos enfermos es importante evitar críticas y reproches ,y esforzarse en realizar elogios y alabanzas para que sienta mejor con las actividades que realiza. Cuesta muy poquito esfuerzo realizar un comentario positivo sobre algún logro conseguido para el enfermo con depresión, y este pequeño esfuerzo le vendrá muy bien a nuestro familiar o amigo.
Y el hecho de realizar actividades no debe forzarse, hay que animar y facilitar que se haga, pero no presionar a su ejecución, pues pueden llegar a frustración, sentimiento no deseable en la recuperación de estos pacientes.
En resumen, la ayuda del entorno del paciente con depresión es de gran importancia para poder superar la enfermedad, con refuerzos positivos, dedicación de tiempo y cariño, no presionando para realizar actividades, acompañándolo a realizar algún tipo de actividad física y comprendiendo su situación anímica.
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