Dentro de la serie acerca de la Diabetes, este será el artículo número once, y tratará sobre las hiperglucemias, que son esas subidas de azúcar que les ocurren algunas veces a los pacientes diabéticos, que ocasionan normalmente molestias importantes, son perjudiciales para la salud del enfermo, y que ponen de manifiesto una discrepancia entre tratamiento aplicado y necesidades terapéuticas del diabético.
Se considera que hay hiperglucemia cuando las cifras de glucosa en sangre superan la cifra de 180 mg/dl. Si el paciente es diabético tipo 1, lo más probable es que se produzca por una falta de insulina, con lo que debería proceder a administrarse una dosis de la misma según las instrucciones indicadas por su médico para estos casos; Si es un paciente diabético tipo 2, o sea, no dependiente de insulina, puede ser que el tratamiento no esté bien ajustado, bien por que el fármaco no sea el más adecuado, como por la dosis utilizada, o por ambas circunstancias; y en cualquier caso, además de por una ingesta de alimento mayor de la debido, puede originarse por alguna alteración emocional, como un disgusto o una mala noticia.
Los síntomas que se presentan en una situación de hiperglucemia son fundamentalmente 2: mucha sed, y muchas ganas de orinar, debido a que el organismo trata por estos mecanismos de reducir el exceso de azúcar en la sangre.
Si los niveles de glucosa no se bajan, puede aparecer una muy grave consecuencia: el coma diabético, también conocido como cetoacidosis o cetona, y que se origina al utilizar el organismo grasas en lugar de azúcares para obtener energía, originando unas sustancias llamadas cuerpos cetónicos, que si tienen un nivel elevado dan lugar a los siguientes síntomas: Dificultad para respirar, olor muy fuerte en el aliento, náuseas y vómitos, y la boca extremadamente seca.
Esta situación puede llegar a originar una pérdida de conocimiento del paciente, en cuyo caso se recomienda acudir lo más rápidamente posible a un centro sanitario. Si el entorno del paciente está entrenado para estas circunstancias, pueden inyectarle insulina rápida, en la dosis indicada por el personal sanitario para estos casos.
Lo recomendado en casos de hiperglucemia leve o moderada es realizar, si el estado del paciente lo permite, un poco de actividad física para “quemar” el exceso de glucosa, siempre y cuando no sea mayor de 240 mg/dl, en cuyo caso lo mejor es acudir a un centro médico.
Y en cualquier caso, sucesivas subidas de azúcar indican de forma clara que el tratamiento del paciente no es el adecuado, recomendándose acudir a su médico para que le ajuste la medicación.
En resumen, el paciente diabético debe ser entrenado sobre cómo actuar en estos casos de niveles elevados de glucosa, que tan perjudiciales pueden ser para su salud, así como su entorno familiar y laboral. Asímismo, si los episodios de hiperglucemia se repiten en el tiempo, debe acudir a su médico para ajustar el tratamiento, y seguir los consejos generales de estilo de vida evitando ingestas de comida copiosas, y con actividad física adecuada a sus condiciones.
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