Llegamos al octavo artículo de la serie dedicada a los pacientes con depresión, en el que comenzaremos a profundizar en los hábitos que pueden ayudar a estas personas a superar la enfermedad, comenzando con el de planificar actividades para todo el día.
La justificación general de esta planificación se debe a que está demostrado que mantener un mínimo de actividad mejora la sensación de bienestar del paciente con depresión. Un enemigo de este tipo de pacientes es la inactividad, el hastío, el aburrimiento, que llevan a la mente a tener pensamientos, generalmente negativos, que ahondan aún más en los síntomas depresivos. Para evitar esta inactividad, vamos a sugerir una serie de hábitos que nos ayudarán a mantener la mente activa, contribuyendo a sacarla de su estado melancólico.
En primer lugar, se sugiere elaborar una lista diaria de las actividades que se pretendan hacer a lo largo del día. Si es posible, ha de realizarse al comenzar el día, o aún mejor, al finalizar el día anterior. Ello hará que analizemos con tranquilidad aquellas tareas que sean prioritarias frente a otras que pueden esperar su oportunidad.
El realizar esta planificación debe ser gradual, comenzando los primeros días con pocas actividades, y aumentando paulatinamente cuando nos vayamos encontrando cómodos con esta dinámica. El querer realizar muchas actividades y no conseguirlo puede llevarnos a la frustración, que no es un sentimiento deseado en estas situaciones.
La planificación de actividades debe contener, al menos, una actividad que te genere satisfacción o felicidad. Si por ejemplo, nos agrada dar un paseo, debemos incluirlo en la planificación, o tomar café con amistades. Si las actividades planificadas sólo son obligaciones, o tiempo no agradable para tí, puede llegar a ser contraproducente, pues veremos la planificación de actividades como una planificación de situaciones desagradables, y lo que se pretende es justamente lo contrario.
Esta planificación debe ser flexible, es decir, no pasa nada porque alguna actividad no podamos haberla realizado. No hay que obsesionarse con cumplirla. Es una planificación a conseguir, no una obligación ineludible. Si la actividad que no hemos realizado es de cierta importancia, la pasamos al día siguiente y no pasa nada. Y seguimos con las siguientes actividades de la planificación.
Como ya comentamos en el artículo anterior, la actividad física ha demostrado ser eficaz en la recuperación de los pacientes con depresión. Por ello, sería muy beneficioso el planificar alguna actividad física, comenzando poco a poco, a ser posible con compañía de nuestro agrado, y acorde con nuestras circunstancias y condiciones personales.
Puede ocurrir que te apetezca no hacer nada. En estos casos, lo más recomendable es solicitar a alguien de tu entorno que te dedique un poco de tiempo para hacer algo juntos. Así mantendrás contacto con las personas que te importan, podrás expresar tus emociones y deseos, y será beneficioso para tu recuperación.
Y por último, si el realizar esta planificación te es de ayuda, no dudes en compartirlo en tu entorno. Eso reforzará su utilidad y tendrá un efecto positivo en tu autoestima. El compartir cosas positivas con los demás siempre será beneficioso para este tipo de pacientes.
En resumen, el paciente con depresión debe interiorizar que es bueno para su recuperación el tener su mente ocupada, a ser posible con actividades que le sean agradables y que le proporcionen bienestar, y que el realizar una planificación de estas actividades nos estimula a poder hacerlas, de una manera ordenada pero flexible, sin obsesionarse con cumplirla, pero esforzándonos en conseguirla, comenzando con pocas actividades, y aumentando su número poco a poco, conforme nos vayamos sintiendo mejor al realizarlas.
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