viernes, 16 de diciembre de 2022

Artículo ARTROSIS 5: Tratamiento de la artrosis

De la serie dedicada a la enfermedad de las articulaciones llamada artrosis, llegamos al quinto artículo, que tratará el tema del tratamiento de dicha enfermedad, abordando sus objetivos y los tipos de tratamientos disponibles en la actualidad.

Lo primero que vamos a hacer es enumerar los objetivos que persigue el tratamiento de la enfermedad artrósica, y que son 3: mejorar la movilidad de las articulaciones, evitar el dolor, y luchar contra la progresión de la enfermedad.

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Comencemos por el primero: mejorar la movilidad de las articulaciones. Si el paciente tiene disminuida la movilidad de una articulación grande, como por ejemplo la cadera, tendrá muchas dificultades para caminar, lo que alterará de forma significativa su vida. Así, si tratamos la artrosis, debemos intentar mejorar su movilidad, tanto de la articulación enferma, como del resto del cuerpo.

Además, como segundo objetivo, se debe evitar dolor y sufrimiento al paciente debido a esa articulación dañada. Nadie debe sufrir dolor si podemos evitarlo.  Hay soluciones a nuestro alcance para evitar el dolor. Y su médico encontrará la alternativa para ese dolor más adecuada a sus circunstancias.

Y como tercer objetivo, se debe luchar contra la progresión de la enfermedad, ya que si la degradación de la articulación empeora, todas las complicaciones para la salud derivadas de la misma también lo harán.

Para tratar esta enfermedad, vamos a disponer de varias alternativas, en función del grado de la enfermedad y de las manifestaciones particulares en cada paciente.

Por un lado, los médicos pueden realizar un tratamiento farmacológico, es decir, basado en medicamentos que hayan demostrado ser seguros y eficaces frente a la enfermedad, y por otro, se puede mejorar el estado del enfermo de artrosis con tratamiento no farmacológico, es decir, no basado en medicamentos, sino en fomentar estilos de vida y terapias que también mejoran al paciente.

Comencemos con el tratamiento de tipo farmacológico, basado en medicinas indicadas para la enfermedad artrósica.

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Nuestro médico, bien de atención primaria o de atención especializada, puede indicarnos el uso de medicamentos analgésicos para reducir el dolor originado por el deterioro articular. El dolor es una manifestación de un daño. Cada paciente tiene su dolor. En mayor o menor extensión por el cuerpo, y en mayor o menor intensidad. Las tendencias actuales en el tratamiento del dolor sugieren que los medicamentos para el dolor deben pautarse a demanda por parte del paciente. Esto quiere decir que debemos tomar analgésicos si tenemos dolor, pero no tenemos porqué tomar analgésicos si en ese momento no sufrimos dolor. Nos duele, tomamos medicamentos para el dolor; no nos duele, no tomamos medicamentos analgésicos. Una pauta por tiempo, o sea, cada determinado número de horas, no tiene porqué ser más efectiva. El paciente debe aprender a gestionar su dolor con los analgésicos que le indique su médico.

Además, dado que en la artrosis hay una inflamación, se suelen indicar medicamentos antiinflamatorios para reducir dicha inflamación. Hay muchos tipos de antiinflamatorios. Y nuestro médico irá indicando su uso hasta conseguir la menor dosis del medicamento más adecuado para reducir la inflamación de nuestra articulación.

Y por último, hay medicamentos que están demostrando tener eficacia en la regeneración del cartílago dañado. Nuestro médico es el responsable de indicar si debemos tomar estos medicamentos o no, y durante cuánto tiempo. No nos dejemos influir por publicidades que pueden ser agresivas o por consejos de personas que, sin mala voluntad, no tienen los conocimientos necesarios para saber el tratamiento que necesitamos. Confiemos siempre en el personal sanitario que nos atiende desde el rigor, la cercanía y la profesionalidad.

Vamos a continuar con el tratamiento no farmacológico de la artrosis, entendido como todo aquello que el paciente puede hacer de forma activa para mejorar su enfermedad, independientemente de si tiene que hacer uso de medicación.

Los puntos que vamos a tratar en el tratamiento no farmacológico de la artrosis son los siguientes: Educación e información del paciente, ejercicio físico de forma regular, eliminación del sobrepeso y la obesidad, ayudas técnicas, y ejercicios para fortalecer la musculatura específica.

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Primer punto: Educación e información del paciente. Es muy importante que el paciente tenga información y conocimiento de su enfermedad, en qué consiste, cuáles son las principales consecuencias para su estado de salud, o qué alternativas hay para su tratamiento. Si usted está leyendo este artículo es porque quiere participar de esa información y de alguna manera estaremos contribuyendo, desde la oficina de farmacia, a ayudarle en esta cuestión.

El siguiente punto a tratar del tratamiento no farmacológico es la práctica de ejercicio físico de forma regular. El enfermo de artrosis debe ser consciente de los beneficios del ejercicio físico en su tratamiento y recuperación. Hay que adoptar un estilo de vida que incluya la actividad física en la rutina diaria. Esta actividad física debe ser adecuada a nuestra edad y condiciones.

Si padecemos artrosis de cadera o rodilla, el andar todos los días nos ayudará. Lo dicen los estudios realizados al respecto. Si no estamos acostumbrados, debemos comenzar poco a poco, subiendo progresivamente el tiempo de actividad, pero logrando la motivación necesaria para hacer un hábito.

Para otro tipo de artrosis, el yoga, taichi o estiramientos pueden ser de gran utilidad, siendo muy poco agresivos con las articulaciones, pero haciendo que tengan movilidad, que es el objetivo perseguido.

Otras personas elegirán hacer otros deportes, normalmente de bajo impacto para proteger las articulaciones, como por ejemplo golf, natación, ciclismo, o elíptica. Hay multitud de deportes. Elija el que usted prefiera. Pero mentalícese de los grandes beneficios que le va a aportar a su salud en general, y a su salud articular en particular.

Nuevo punto a tratar: eliminación del sobrepeso y la obesidad. Nuestro organismo está diseñado por la naturaleza para soportar un peso determinado, y si sometemos a nuestro cuerpo a un peso superior al adecuado, toda la salud se resentirá, pero en especial las articulaciones, pues se encontrarán expuestas a esfuerzos muy importantes, lo que aumentará sus posibilidades de deterioro.

Así pues, si le han diagnosticado artrosis en alguna articulación y tiene un peso superior al deseable, céntrese en lograr un peso adecuado. Pida ayuda. Se puede lograr. Pida ayuda a profesionales. Su salud general, y la de sus articulaciones se lo agradecerá.

Nuevo punto: las ayudas técnicas. Si el deterioro de la articulación es ya importante, se puede recurrir a ayudas técnicas para no sobrecargarlas. Un clásico es el uso de bastones, para ayudar a nuestras piernas enfermas a poder caminar con mayor soltura, aunque puede llegar a ser necesario el empleo de sillas de ruedas. Todas las ayudas técnicas se han diseñado para facilitar la vida a las personas con movilidad reducida. No deje de emplearlas pensando en que no las necesita. El personal sanitario le orientará sobre qué ayudas técnicas son las más adecuadas en su caso particular.

Y el último punto a tratar sobre el tratamiento no farmacológico son los ejercicios para fortalecer la musculatura específica. En este artículo vamos a tratarlos de forma muy superficial, pues debido a la gran importancia que tienen, serán objeto de un artículo especial, próximamente en esta serie dedicada a la artrosis.

La musculatura es una parte fundamental de la movilidad, y si un elemento de la misma está dañado, como ocurre en las articulaciones en la enfermedad artrósica, el fortalecer dicha musculatura puede hacer que la limitación funcional de la articulación no sea tan grave. Así, si tenemos artrosis en una rodilla, los ejercicios de flexión de la rodilla estando sentados en una silla harán que los músculos que mueven a la rodilla puedan estar en forma y ayudar en dicha movilidad. O si la artrosis afecta a nuestras manos, ejercitar los movimientos de la misma nos ayudará mucho a evitar la progresión de la enfermedad.

En resumen, para lograr el objetivo de mejorar la calidad de vida del paciente con artrosis, podemos actuar por 2 vías diferentes y complementarias entre si: por un lado, con medicación para aliviar el dolor, reducir la inflamación, y tratar de regenerar el cartílago dañado; y por otro, con hábitos de vida saludable como buscar información fiable sobre nuestra enfermedad, las ayudas técnicas, ejercicio físico regular, ejercicios para fortalecer la musculatura, y reducir el sobrepeso y la obesidad.

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